“Quiero compartir textualmente en esta primera entrada, una columna de opinión del Búho publicado el 10 de abril del 2013, donde el periodista
defiende a Maicelo de la andanada de críticas recibidas por parte de sus
detractores, señalando que en lugar de apoyarlo como peruanos que somos, se
burlaron de su situación y lo hicieron
leña en las redes sociales. Ante el escarnio el Búho analiza la reacción de la
gente y lo critica, al mismo tiempo, le hace ver los errores cometidos, dándole
algunos consejos.
A pesar de haber transcurrido más de 4 años de haberse publicado esa columna de opinión, Jonathan Maicelo, sigue
cometiendo los mismos errores y nada ha cambiado en su vida. No aprendió la
lección, no se concentró como debía ser, no corrigió nada de nada……….. y por
ese motivo, perdió recientemente la oportunidad de su vida, al caer por Nocaut
ante el Mexicano Raymundo Beltrán”.
Este Búho es un fanático del boxeo desde niño. Después del
fútbol, disfrutaba ver, a finales de los setenta, ese micro programa “La
cabalgata deportiva Guillete” en la tele. Gracias a ello pude ver en vídeo a
los grandes del boxeo mundial de todos los tiempos: Jack Dempsey, Rocky Marciano, Joe
Louis, Sugar Ray Robinson, Archie Moore, Muhammad Ali, Joe Frazier, a estos
dos últimos los vi chibolito por vía satélite en la llamada “Pelea del siglo”.
También vi al gran Argentino Carlos Monzón,
Sugar Ray Leonard, Alexis Arguello, Marvin Hagler y “Mano de Piedra” Duran,
a quien fui expresamente a visitar a su casa de Panamá y lo encontré como
cantante de salsa con su orquesta que tenía el nombre de su esposa, “Felicidad”,
sí, la que se gastó toda la plata que gano el pugilista, en los casinos de las
Vegas.
De los boxeadores Peruanos, recuerdo que nos zampábamos al
coliseo “Amauta”, con mis patas de Mirones, a ver las peleas de Marcelo Quiñones,
Fernando Rocco y hasta llore con la derrota de “Romerito “ante “Boom Boom”
Mancini cuando disputo un título mundial.
Como amante del boxeo deploro las burlas y el escarnio que
ha recibido Jonathan Maicelo, después que sufriera un furibundo nocaut ante un ruso
que le quito el invicto. Ningún peruano debería alegrarse de que un deportista,
que compite con la bandera peruana, pierda de esa manera. Pero no puedo quedarme
allí, debo explicarme el porqué de estas reacciones, prácticamente en cadena. Y
definitivamente mi espíritu crítico me obliga a ver el asunto más que en los
burlones, en el propio boxeador y su laberinto.
Maicelo es un boxeador con carisma y con
condiciones, requisitos fundamentales si se quiere llegar. Pero no los únicos.
Lo fundamental - y eso se lo enseñaron los grandes entrenadores como Ángelo
Dundee (Ali) o Amílcar Brusa (Monzón) - es el sacrificio y la disciplina. los
entrenadores eran como padres para esos hijos llegados de la pobreza extrema,
porque esa es la característica de todos los boxeadores, llegar del arrabal,
como Maicelo, porque ningún boxeador proviene de una clase acomodada, así que
no hay que endiosarlo por eso. Pero el chalaco, desde hace algunos años, escogió
el camino inverso; primero los boxeadores llegan a campeones y luego pueden
volverse “Figuretis”, hasta payasos como Jack La Motta o malos actores como Monzón,
pero después que en base a sacrifico y férrea disciplina, obtuvieran el título mundial.
Nuestro crédito, según él para “recursearse” desgasto su físico y concentración
en cualquier evento nocturno al que lo llamaran. Cuando algún programa de
espectáculos lo ampayaba, se “arañaba”, como la vez que se agarró boca a boca
con “peluchin”. Mas parecía un boxeador en business que un aspirante a una
corona mundial. No miro a su costado, donde un Alberto “Chiquito” Rossel,
silenciosamente, sin escándalos, se preparaba para obtener la corona mundial.No entendió que esos billetes, extradeportivos – hasta bailó con tacos en el programa de Gisela – iban a ser un ripio, comparado con las bolsas que podía ganar si obtenía el título mundial. Muchos hinchas se resintieron y su imagen se fue desdibujando. En el plano deportivo ya no era el mismo y eso se vio en el último combate que protagonizo en Lima ante un ecuatoriano, que lo gomeo como nunca antes lo habían hecho, pero un fallo localista le regaló la pelea y eso lo vio todo el país.
Pero con soberbia seguía peleando de boquilla con la
“Pantera” Zegarra, hoy ídolo juvenil en “Combate”, quien también debería sacar
lecciones de lo sucedido con Maicelo. Con esas actitudes, Jonathan se ganó una
legión de detractores, que celebraron malamente su brutal nocaut en las redes.
En el box hay revanchas. Que analice esta derrota. Que se
deje de payasadas y se dedique a lo único que sabe hacer bien, boxear. Que mire
“Toro salvaje”, para que vea como
Jack La Motta (Robert de Niro) se echaba hielo en los genitales y alejaba a su
bella esposa para no tener relaciones sexuales y así cuidar su físico para
llegar bien a la pelea. ¿Quiere ser un
deportista de élite o un
personajillo más de Chollywood? Apago el televisor.
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