viernes, 4 de agosto de 2017

La Vida le Gano por Nocaut

Fue un gran boxeador como pocos, pero eligió el camino del mal. Lamentablemente así como hay buenos ejemplos de vida que nos deja lecciones positivas, digamos que de lo malo también podemos aprender para mas adelante, evitar cometer los mismos errores.
Uno de esos casos es del exboxeador Mario Broncano. Tenía oro en los puños para poner el mundo a sus pies, pero eligió el camino equivocado.
Todos recordamos que su talento en el cuadrilátero cautivo al país entero. Su presencia en el ring sirvió para popularizar mucho una actividad que siempre recibió menos apoyo en la historia del deporte nacional.
Hoy Broncano tiene 48 años de edad, parece de 70 años, acabado físicamente y apenas  sobrevive en este mundo que devoro al deportista y a la persona.
Los fanáticos estaban ilusionados porque veían en Mario Broncano a una especie de reencarnación de la leyenda de Mauro Mina. El contagio fue generalizado porque todos anhelaban a un verdadero campeón mundial que el Perú espero por muchos años.
La historia cuenta que Broncano gano 264 peleas en su trayectoria deportiva, el 70% los gano por Nocaut. Fue campeón sudamericano y nos emocionó en demasía porque su velocidad y técnica en el ring tenían el encanto de los elegidos. Cómo olvidar que fue el único peruano que se ubicó segundo en el ranking latinoamericano. Era una época en la que ser boxeador y colarse en el ranking de la AMB o de la CMB era para los mejores. Ahora inventan tantas entidades que el boxeo perdió su esencia.
Verlo boxear era todo un espectáculo, pero en la vida del púgil se le cruzo su rival más duro: las drogas y la delincuencia, ambos rivales  lo tumbaron a la lona y nos quitaron la ilusión de tener un campeón mundial.
Cuando la popularidad llego a su vida, recién nos enteramos de que con solo 12 años de edad ya sabía lo que era estar recluido en “Maranguita” y que precisamente fue el viril deporte de los puños su válvula de escape para buscar un mundo mejor. En el centro de reclusión para menores siguió consumiendo Terokal. En vez de readaptarse a la sociedad, salió peor.
La vida le dio una oportunidad de redimirse al buen Mario porque su forma de boxear era impresionante. Entonces se cruzó en su camino el entrenador cubano Luis Oliveros Canales y lo convirtió en un púgil completo, porque tenía pegada, bailaba en el ring y asimilaba cuando recibía castigo. Completo, eso era, un boxeador completo. En su primera pelea mando a la lona a su rival en tan solo 45 segundos y esa noticia llego a todos los medios del país. La esperanza del boxeo peruano asomaba en gran forma. Con 19 años logro coronarse campeón de peso gallo.
En 1985, cuando Broncano fue seleccionado para representar a Perú en los bolivarianos, con lo cual teníamos medalla de oro asegurada, cometió la tontería de escaparse de la concentración y fue sacado de la delegación. Mario seguía cometiendo robos, consumía drogas y eso lo sumió en la depresión. Intento suicidarse, pero lo salvaron a tiempo. Otra vez había que bregar duro para encaminar su rumbo. Cuando todos pensábamos que recuperábamos al boxeador extraordinario que habitaba en él, cayo otra vez en el mundo de las drogas, volvió a ser acusado de robo y fue enviado a prisión. Esta vez fue llevado al penal de Lurigancho donde se perdió totalmente a esta esperanza del  box.
Su familia no fue bien constituida y eso contribuyo negativamente para que no pudiese rehabilitarse.
Mario Broncano, lejos del boxeo, trató de robarle a un comerciante de frutas y en la gresca, salió perdiendo, porque recibió un golpe certero en la cara - con un tronco de madera -  que le hizo perder el ojo.
Cerca de los 30 años volvió a delinquir y lo apresaron nuevamente. Ya en el penal, el promotor Jorge Bartra monto una velada pugilística y Mario Broncano, fue la estrella de la noche, pero ya no tenia físico. 

La Pelea del Siglo (2)

Este Búho siempre ha sido amante del boxeo. Por eso no puedo dejar de comentar la pelea de esta noche, una más llamada ‘La del siglo’, entre Floyd Mayweather y el filipino Manny Pacquiao. Más de 400 millones de dólares ha generado este combate. Un asiento en ‘ring side’ voló en la preventa a los pocos minutos, pese a costar miles de dólares. La pelea dejó chiquitos a los millonarios combates organizados por el siniestro promotor Don King, entre Muhammad Ali y Joe Frazier, la verdadera ‘Pelea del siglo’, o ‘The Rumble in the Jungle’ (‘El rugido en la selva’) entre el campeón peso pesado George Foreman y Muhammad Ali, en Kinshasa, Zaire, África. Por eso, especialistas como Kike Pérez dan duro a la pelea de hoy y hablan hasta de estafa. Pero los fanáticos piensan distinto. Recuerdo algunos enfrentamientos clásicos. Muhammad Ali vs Joe Frazier, Nueva York, 1971; y Muhammad Ali vs Joe Frazier, Manila, Filipinas, en 1975. La más grande rivalidad en la historia del boxeo. Para la primera pelea, Frazier ayudó a que se anulara la suspensión a Ali, pues lo habían castigado por negarse a ir a la guerra de Vietnam. El combate fue electrizante. Ali ‘calentó’ el ambiente llenando de insultos a Joe, olvidando que este hasta le había prestado dinero cuando estaba sin trabajo. Las tarjetas iban igualadas hasta la última vuelta en que Frazier alargó su temible jab de izquierda y Ali cayó a la lona. Venció Frazier, pero pasó cinco meses en el hospital. El tercer combate, en Manila, fue inhumano. Otra vez Ali humilló a Joe en los días previos. En la conferencia de prensa lo trataba de ‘gorila’. El campeón llegó a la isla con su amante y se la presentó al presidente Marcos como su esposa. El coliseo cerrado era un horno. Más de 45 grados, pues el combate se desarrolló al mediodía por la diferencia horaria con Nueva York. Se dieron duro. Deshidratados, al límite de sus fuerzas, cualquiera pudo sufrir un paro respiratorio. Sentado en el banquillo, Clay se negaba a seguir: ‘basta, es inhumano, es peor que morir’, le dijo a su entrenador Ángelo Dundee. Este vio que el técnico de Frazier buscaba la toalla, y le pidió a Ali que solo se ponga de pie. Frazier, quien en ese momento estaba casi ciego, pues llegó a la pelea viendo solo con un ojo, mientras que el ojo sano lo tenía cortado y sangraba, gritó: ‘quiero seguir’. Eddie Futch le dijo: ‘¡Con lo que has hecho ahora te van a recordar toda la vida!’. Y tiró la toalla. Mientras el gran Joe lloraba amargamente, le levantaban el brazo a un Ali ganador, que estaba como zombie.

Sin pretender ser ‘La pelea del siglo’, debemos recordar combates memorables en la década de los ochenta, en que los peruanos disfrutábamos con la flamante televisión a color, los comentarios del gordito Kike Pérez y los relatos del panameño Juan Carlos Tapia. Entre ellos, los enfrentamientos de Sugar Ray Leonard vs Roberto ‘Mano de Piedra’ Durán. El primero fue espectacular. Leonard era el campeón invicto. Durán, un excampeón en declive. Aceptó la cuarta parte de lo que recibió Leonard, incluso permitió que Sugar escogiera el escenario, el coliseo en Montreal donde obtuvo su medalla de oro olímpica. Durán no tenía nada que perder y se jugó la vida en ese ring. La potencia, la garra, el corazón y el hambre de gloria del recio panameño se impusieron a la técnica, la destreza y algo de soberbia del norteamericano. Durán ganó una corona y la gloria. No las supo aprovechar. Destruyó su cuerpo en desenfrenos, alcohol, drogas, mujeres y baile. Cuando se vio misio y endeudado, arregló a los cinco meses una revancha con Leonard, en la que vergonzosamente se negó a seguir combatiendo a mitad de pelea. ‘Era idiota seguir peleando, iba a perder’, dijo, aunque hasta el séptimo round las tarjetas estaban empatadas. Otras peleas memorables fueron entre Marvin Hagler vs Thomas Hearns: Uno de los ocho minutos más frenéticos del boxeo, porque solo eso duró el combate. Hagler acorraló a Hearns, quien al tercero se desplomó como un saco de papas. Sugar Ray Leonard vs Marvin Hagler, en 1987. Cuando se rompe toda la lógica en un ring. Las apuestas favorecían a Hagler, pero un Ray Sugar que llegaba con hambre de revancha, después de un fugaz retiro, derrotó a la lógica y a ‘Maravilla Hagler’.