Fue un gran boxeador como pocos, pero eligió el camino del
mal. Lamentablemente así como hay buenos ejemplos de vida que nos deja lecciones
positivas, digamos que de lo malo también podemos aprender para mas adelante, evitar cometer los mismos errores.
Uno de esos casos es del exboxeador Mario Broncano. Tenía oro
en los puños para poner el mundo a sus pies, pero eligió el camino equivocado.
Todos recordamos que su talento en el cuadrilátero cautivo
al país entero. Su presencia en el ring sirvió para popularizar mucho una
actividad que siempre recibió menos apoyo en la historia del deporte nacional.
Hoy Broncano tiene 48 años de edad, parece de 70 años,
acabado físicamente y apenas sobrevive
en este mundo que devoro al deportista y a la persona.
Los fanáticos estaban ilusionados porque veían en Mario
Broncano a una especie de reencarnación de la leyenda de Mauro Mina. El
contagio fue generalizado porque todos anhelaban a un verdadero campeón mundial
que el Perú espero por muchos años.
La historia cuenta que Broncano gano 264 peleas en su
trayectoria deportiva, el 70% los gano por Nocaut. Fue campeón sudamericano y
nos emocionó en demasía porque su velocidad y técnica en el ring tenían el
encanto de los elegidos. Cómo olvidar que fue el único peruano que se ubicó
segundo en el ranking latinoamericano. Era una época en la que ser boxeador y
colarse en el ranking de la AMB o de la CMB era para los mejores. Ahora
inventan tantas entidades que el boxeo perdió su esencia.
Verlo boxear era todo un espectáculo, pero en la vida del
púgil se le cruzo su rival más duro: las drogas y la delincuencia, ambos
rivales lo tumbaron a la lona y nos quitaron
la ilusión de tener un campeón mundial.
Cuando la popularidad llego a su vida, recién nos enteramos
de que con solo 12 años de edad ya sabía lo que era estar recluido en
“Maranguita” y que precisamente fue el viril deporte de los puños su válvula de
escape para buscar un mundo mejor. En el centro de reclusión para menores
siguió consumiendo Terokal. En vez de readaptarse a la sociedad, salió peor.
La vida le dio una oportunidad de redimirse al buen Mario
porque su forma de boxear era impresionante. Entonces se cruzó en su camino el
entrenador cubano Luis Oliveros Canales y lo convirtió en un púgil completo,
porque tenía pegada, bailaba en el ring y asimilaba cuando recibía castigo. Completo,
eso era, un boxeador completo. En su primera pelea mando a la lona a su rival
en tan solo 45 segundos y esa noticia llego a todos los medios del país. La
esperanza del boxeo peruano asomaba en gran forma. Con 19 años logro coronarse
campeón de peso gallo.
En 1985, cuando Broncano fue seleccionado para representar a
Perú en los bolivarianos, con lo cual teníamos medalla de oro asegurada,
cometió la tontería de escaparse de la concentración y fue sacado de la
delegación. Mario seguía cometiendo robos, consumía drogas y eso lo sumió en la
depresión. Intento suicidarse, pero lo salvaron a tiempo. Otra vez había que
bregar duro para encaminar su rumbo. Cuando todos pensábamos que recuperábamos
al boxeador extraordinario que habitaba en él, cayo otra vez en el mundo de las
drogas, volvió a ser acusado de robo y fue enviado a prisión. Esta vez fue
llevado al penal de Lurigancho donde se perdió totalmente a esta esperanza
del box.
Su familia no fue bien constituida y eso contribuyo
negativamente para que no pudiese rehabilitarse.
Mario Broncano, lejos del boxeo, trató de robarle a un
comerciante de frutas y en la gresca, salió perdiendo, porque recibió un golpe certero
en la cara - con un tronco de madera - que le hizo perder el ojo.
Cerca de los 30 años volvió a delinquir y lo
apresaron nuevamente. Ya en el penal, el promotor Jorge Bartra monto una velada
pugilística y Mario Broncano, fue la estrella de la noche, pero ya no tenia físico.